lunes, 24 de marzo de 2014
El peligro de los plásticos en su uso alimenticio
Neus Fabregat Cabello, doctoranda el Instituto Universitario de Plaguicidas y Aguas (IUPA) nos advierte de los peligros de calentar o conservar alimentos y bebidas en fiambreras y botellas de plástico en su estudio “Zona reservada per a carmanyoles” ('Zona reservada para fiambreras'). Con este pretende concienciar a la gente de este hecho, no alarmarla, para poco a poco terminar utilizando tuppers de cristal.

En dicho artículo, explica que "no hay plásticos peligrosos, sólo hay plásticos utilizados incorrectamente". Y que para ello es importante conocer el tipo de plástico de cada envase, información que podemos encontrar en la base de los recipientes con una numeración del 1 al 7 rodeada de tres flechas formando un triángulo. “A pesar de que siempre es mejor conservar y, sobretodo, calentar, los alimentos en envases de vidrio, en caso de utilizarlos de plástico, los únicos que podemos calentar sin riesgo son los que tienen el número 2, y o 5.
Por el contrario, añade que "hay que evitar los envases que tengan el número 7, ya que este dígito hace referencia al grupo en el que están incluidos los plásticos policarbonatados, que pueden desprender bisfenol A, sustancia que puede provocar esterilidad, disminución de la producción de testosterona e incluso cáncer de próstata, entre otros efectos.”
En España este tipo de plásticos está solo prohibidos en los biberones desde 2011 pero, por ejemplo, en Francia se ha prohibido recientemente su uso en todos los envases de uso alimentario.
La contaminación de los alimentos por "migración" de los compuestos del plástico depende, también de la temperatura a la que se someta dicho envase, del alimento que se pretenda calentar y del tiempo de contacto entre el alimento y el envase.
La doctoranta añade también que no debemos calentar nunca un recipiente de plástico con su tapa (porque ésta está compuesta de un material distinto al del resto del recipiente) y que no debemos reutilizar y rellenar las botellas de plástico marcadas con el número 1 (las utilizadas en la mayoría de botellas de agua y refrescos) debido al hecho de que pueden desprender compuestos nocivos después de varios usos.
Un equipo de científicos de la Universidad Médica de Kaohsiung, en Taiwán, ha realizado un estudio que asegura que utilizar vajillas de melamina para tomar comidas calientes puede aumentar el riesgo a desarrollar cálculos renales, que podían inducir al cáncer.
Usar platos y otros utensilios de plástico resulta muy cómodo para fiestas o para guardar los restos en la nevera, entre los muchos usos que le damos a estos utensilios.Además, al ser desechables, no hace falta lavarlos. Se tiran a la basura, y listo. Pero estos plásticos están también rodeados de peligros.
Los plásticos no solo son peligroso con el contacto con el calor, sino que también las comidas ácidas hacen que la melamina de los recipientes de plástico entre en el organismo.
Aunque los fabricantes aseguran que los que son reutilizables, son resistentes, duraderos, irrompibles y aptos para la salud.
El Dr. Chia-Fang Wu y su equipo estudiaron los efectos de la melamina en dos grupos diferentes de doce personas. Ambos grupos tomaron sopa de fideos, uno en platos de plástico y otro en platos de cerámica. Doce horas después se examinó la orina de todos los participantes. Tres semanas después se repitió el experimento pero cambiando el recipiente donde tomaron la sopa.
Los resultados mostraron que los niveles de contenido de melamina en la orina de los participantes que recibieron la comida caliente en platos de plástico fue de 8,35 microgramos, mientras que en los que se habían utilizado platos de cerámica era de 1,3 microgramos.
Además, también demostraron que, cuanta más temperatura tengan los alimentos, los más ácidos pueden fomentar que la melamina del plástico los contamine. Aunque este riesgo depende de la marca del plástico, por lo que este peligro no se puede generalizar.
Pero ¿Qué es la melamina?
La melamina es un compuesto orgánico que responde a la fórmula química C3H6N6, y cuyo nombre es 2,4,6-triamino-1,3,5-triazina. Es levemente soluble en agua, y naturalmente forma un sólido blanco.



martes, 10 de diciembre de 2013
viernes, 6 de diciembre de 2013
lunes, 23 de septiembre de 2013
Rosalind Franklin: biografía.
Rosalind Elsie Franklin nació Notting Hill, Londres, el 25 de julio del año 1920 y fue una importante biofísica y cristalógrafa inglesa creadora de imprescindibles contribuciones al entendimiento de la estructura del ADN, el carbón, los virus, y el grafito.
A los 15 años decidió ser científica, cosa que no tenía la aprobación paterna ya que una mujer no podía tener una educación superior.
Se graduó en la Universidad de Cambridge en el año 1941. Llevó a cabo análisis fundamentales de microestructuras del carbón y del grafito lo que fue la clave para su doctorado en química física, que consiguió en el año 1945, también en la Universidad de Cambridge.
En 1947 se trasladó a París, para permanecer allí durante tres años. Allí estudió la aplicación de técnicas de difracción de rayos X a sustancias amorfas, principalmente en el Laboratorio de Servicios Químicos de L'Etat.
Llegado el año 1951, volvió a Inglaterra para trabajar como investigadora vinculada en el laboratorio de John Randall, en el King's College de Londres. Rosalind se relacionó con Maurice Wilkins, quien reveló sin su permiso sus fotos de difracción de rayos X del ADN (que revelaban la estructura helicoidal de la molécula de ADN (ácido desoxirribonucleico)) a James Watson y Francis Crick, quienes, en el año 1953, las publicaron a su nombre como la hipótesis de la "doble hélice" y por la cual ganaron el Premio Nobel de Filosofía y Medicina, con Rosalind ya fallecida. Fue considerado el logro médico más importante del siglo XX ya que este modelo abrió el camino para la comprensión de la biología molecular y las funciones genéticas, lo que en nuestros días está establecido como la secuencia completa del genoma humano.
Este descubrimiento de Rosalind no fue reconocido como suyo porque ella nunca supo a ciencia cierta si era suya la publicación de sus compañeros y, obviamente, ellos nunca lo reconocieron públicamente, aunque cuando recibieron el Nobel expresaron repetidamente su respeto personal y intelectual por ella.
Rosalind Franklin murió en Londres en 1958, a sus treinta y ocho años, de cáncer de ovario. Lo más probable es que padeciera esta enfermedad por las constantes exposiciones a la radiación que tuvo mientras realizaba sus investigaciones.
Dado su carácter realista y poco especulativo no pudo llegar a imaginar que algún día se le consideraría la heroína ignorada del ADN ni que el King´s Collage le daría su nombre a uno de sus edificios donde se cultiva la mejor ciencia.
A los 15 años decidió ser científica, cosa que no tenía la aprobación paterna ya que una mujer no podía tener una educación superior.
Se graduó en la Universidad de Cambridge en el año 1941. Llevó a cabo análisis fundamentales de microestructuras del carbón y del grafito lo que fue la clave para su doctorado en química física, que consiguió en el año 1945, también en la Universidad de Cambridge.
En 1947 se trasladó a París, para permanecer allí durante tres años. Allí estudió la aplicación de técnicas de difracción de rayos X a sustancias amorfas, principalmente en el Laboratorio de Servicios Químicos de L'Etat.
Llegado el año 1951, volvió a Inglaterra para trabajar como investigadora vinculada en el laboratorio de John Randall, en el King's College de Londres. Rosalind se relacionó con Maurice Wilkins, quien reveló sin su permiso sus fotos de difracción de rayos X del ADN (que revelaban la estructura helicoidal de la molécula de ADN (ácido desoxirribonucleico)) a James Watson y Francis Crick, quienes, en el año 1953, las publicaron a su nombre como la hipótesis de la "doble hélice" y por la cual ganaron el Premio Nobel de Filosofía y Medicina, con Rosalind ya fallecida. Fue considerado el logro médico más importante del siglo XX ya que este modelo abrió el camino para la comprensión de la biología molecular y las funciones genéticas, lo que en nuestros días está establecido como la secuencia completa del genoma humano.
Este descubrimiento de Rosalind no fue reconocido como suyo porque ella nunca supo a ciencia cierta si era suya la publicación de sus compañeros y, obviamente, ellos nunca lo reconocieron públicamente, aunque cuando recibieron el Nobel expresaron repetidamente su respeto personal y intelectual por ella.
Rosalind Franklin murió en Londres en 1958, a sus treinta y ocho años, de cáncer de ovario. Lo más probable es que padeciera esta enfermedad por las constantes exposiciones a la radiación que tuvo mientras realizaba sus investigaciones.
Dado su carácter realista y poco especulativo no pudo llegar a imaginar que algún día se le consideraría la heroína ignorada del ADN ni que el King´s Collage le daría su nombre a uno de sus edificios donde se cultiva la mejor ciencia.
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